Suelo estar tan de acuerdo con lo que escribe Toni Soler en su artículo dominical de La Vanguardia, que apenas me molesta la actitud distante e incluso enfurruñada que acostumbra a mostrar en público, tal vez para evitarse molestas expresiones de confianza no consentida.
Pero hoy esa coincidencia ha quebrado, tal vez por primera vez en la vida. Viene a decir Soler en su artículo de hoy, que si Catalunya fuera una nación no tendríamos que soportar el bochorno de pasar la prueba de un Tribunal Constitucional para ver si nos consiente serlo. «Nos guste o no», remata el articulista.
Comprendo y comparto (cada día más) la tesis de fondo de Toni Soler, pero discrepo en otras cosas. Por ejemplo, ¿tuvieron que esperar los afroamericanos una sentencia judicial antes de ver reconocido su derecho al voto y su igualdad de derechos? ¿Tuvieron que soportar la infamia de ser tachadas de histéricas las damas sufraguistas de la época victoriana, antes de ver reconocido el derecho de las mujeres al sufragio universal?. Eran situaciones bochornosas, claro, pero no tuvieron más remedio que soportarlas.
El derecho a la igualddad y el derecho al voto fueron finalmente reconocidos tras décadas y siglos de negación, humillación y oprobio. Pero el derecho existía mucho antes que la sentencia sancionadora. Porque el hecho es siempre anterior al derecho. Digan lo que digan y les guste o no les guste a según quienes.
Porque los hechos, ya se sabe, son tozudos y al final simpre acaban imponiéndose, amic Soler. ¿O no?
Pero hoy esa coincidencia ha quebrado, tal vez por primera vez en la vida. Viene a decir Soler en su artículo de hoy, que si Catalunya fuera una nación no tendríamos que soportar el bochorno de pasar la prueba de un Tribunal Constitucional para ver si nos consiente serlo. «Nos guste o no», remata el articulista.
Comprendo y comparto (cada día más) la tesis de fondo de Toni Soler, pero discrepo en otras cosas. Por ejemplo, ¿tuvieron que esperar los afroamericanos una sentencia judicial antes de ver reconocido su derecho al voto y su igualdad de derechos? ¿Tuvieron que soportar la infamia de ser tachadas de histéricas las damas sufraguistas de la época victoriana, antes de ver reconocido el derecho de las mujeres al sufragio universal?. Eran situaciones bochornosas, claro, pero no tuvieron más remedio que soportarlas.
El derecho a la igualddad y el derecho al voto fueron finalmente reconocidos tras décadas y siglos de negación, humillación y oprobio. Pero el derecho existía mucho antes que la sentencia sancionadora. Porque el hecho es siempre anterior al derecho. Digan lo que digan y les guste o no les guste a según quienes.
Porque los hechos, ya se sabe, son tozudos y al final simpre acaban imponiéndose, amic Soler. ¿O no?
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