A mediados de los 70, cuando Franco aún no se había terminado de morir del todo, había un bar de moda llamado el Cafetín Musiquero en la calle Santaló de Barcelona, donde, entre barbudos y progresía variada, tocaban con tristeza los músicos sudamericanos exiliados en Barcelona. Allí conocimos al trovador Carlos Puebla y dos de susLeer más