Leyendo el imprescindible blog Guerra Eterna, me he encontrado con un enlace a un interesante artículo aparecido el pasado sábado 14 de noviembre en The Guardian sobre los peligros del marketing viral. Y es que si juegas a difuminar los límites entre realidad y ficción corres el riesgo de que te tomen en serio. O puedes morir de éxito, que viene a ser lo mismo.
En esta ocasión ha sido una falsa web de una no menos falsa institución que advierte del apocalipsis que nos ha de acometer de aquí a tres añitos de nada, y que promete la salvación a quienes se registren en ella. Los más perspicaces ya habrán adivinado que se trata de una herramienta de promoción más de la película 2012, de Ronald Emmerich. Sin embargo, muchos se tomaron la web por verdadera, agobiando a la mismísima NASA con sus cuitas mineralistas, y obligando a la agencia espacial estadounidense a publicar una sección en su web donde se desmiente que en 2012 se vaya a acabar el mundo. En resumen, que de tan bueno que ha sido, ha resultado malo.
Nada nuevo bajo el sol. El 30 de octubre de 1938, noche de Halloween, la cena se les atragantó a muchos norteamericanos cuando, escuchando la radio, se enteraron que estaban siendo invadidos por los marcianos. Llamadas a la policia y al ejército, escenas de pánico… Al final, como todo el mundo sabe, resultó ser la emisión de la Guerra de los Mundos, interpretada por el Mercury Theatre on the Air y dirigida por Orson Welles.
Por supuesto que es difícil que una situación como la creada por Welles y sus muchachos se repita en un mundo como el nuestro, en el que el cinismo ha triunfado. Pero la Red es poderosa, y con un par de logos bien diseñados y una retórica pseudooficialista es muy fácil confundir a incautos o bienintencionados.
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