Finales de julio, se esparce la locura. Todo el mundo quiere cerrar el semestre antes de disfrutar de las preciadas vacaciones. Antes hay que cerrar nuevos proyectos para la vuelta, cuadrar balances y facturas. Todo bien rápido y deprisa que el mundo se acaba.
Ha sido una primera mitad del año bastante duro. El frío intenso de este invierno que los mediterráneos a menudo acusamos; la difícil situación política que vivimos en el país; un marco económico y social incierto y variable, aunque no del todo optimista; y el cambio de sistema y de hábitos fruto de la emergencia de las nuevas tecnologías. Todo genera ansias de descanso y de desconexión con el mundo y la ciudad. Y eso los de can fanga lo solemos hacer.
Pero nos vamos de Barcelona con la sensación de que quedan muchos deberes por hacer. Los que nos gusta seguir esto de la política, el próximo curso promete. Las elecciones de finales de mayo del año que viene serán «el tema», todavía está todo por decidir.
En Barcelona la tradición siempre había sido otra. Un año antes todos los partidos, socialistas, convergentes, republicanos, PP. Todos preparaban sus estructuras y organización 12 meses antes de las elecciones. Este año nos vamos de vacaciones y el horizonte político en la ciudad es todavía bien difuso. Tiempo de incertidumbres.
Los únicos que lo tienen claro son los comunes de Ada Colau, alcaldesa y nuevamente candidata; así como los socialistas con el alcaldable Collboni, que aspira a mejorar sus resultados aprovechando la corriente favorable del nuevo gobierno de Pedro Sánchez.
Sobre el resto de partidos, parece que todo está en modo de inicio. Hoy todavía no se ha consolidado una alternativa sólida en la ciudad. Un PdeCat en transición hacia la Crida, una Crida que apuesta por aprobar una lista unitaria y soberanista, y una ERC que no se deja querer. A los republicanos les sonríen las encuestas, lo que aprovechan para reforzar estructura y proyectar el partido en la ciudad.
Al mismo tiempo, entra en juego un Manel Valls que estos días visita a menudo Barcelona y que parece que está decidido a enfrentarse a Colau. Valls se presentaría a través de una plataforma trabajada en clave local, con el apoyo explícito de Ciudadanos pero con un discurso claramente europeísta. Habrá que ver si el ex primer ministro francés apuesta por presentarse a las municipales y decide polarizar la campaña con Colau, haciendo fuerte una posible alternativa soberanista. O, si por el contrario, apuesta por un proyecto más europeo y decide presentarse a las elecciones europeas del próximo año, y que van a coincidir con las municipales.
Conoceremos también al candidato ungido por Carles Puigdemont, alguien que sea capaz en pocos meses de ganar unas elecciones en las que se prevén unos resultados muy fragmentados. Deberemos estar atentos a la consolidación o no de ERC como alternativa. O si Ada Colau renueva mandato con sólo 9 o 10 concejales formando un gobierno de izquierdas en Barcelona.
El verano es un buen momento para empezar a hacer apuestas. Mientras tanto, nos vamos de vacaciones.
Feliz verano!
Albert Ortas
Director de Intermedia Comunicación
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